Pic: Ciutadella, Menorca, Illes Balears, 2007
Vale que las últimas vacaciones son totalmente olvidables, es más, debería olvidarlas de una vez.
Vale también, que es cierto que tuvieron unas pocas horas de brillo aquella noche que salí de fiesta, y que dio lugar a una particularísima, anecdótica y alocada mañana digna de Ibiza.
Pero por más que la mañana en cuestión haya sido para recordar siempre, y no contar a los nietos de nadie, fueron vacaciones con más pena que gloria, cuyas nefastas consecuencias aún perduran.
Sí, vale, todo eso, vale.
Pero descubrir que perdí todas las fotos que allí tomé, que perdí el gran aliciente de toda adversidad, las imágenes conseguidas, se traduce en absoluta desolación.
No necesito perder las fotos para olvidar, es más, perdí las fotos y no los recuerdos. Que no haya pruebas gráficas, no hace que no haya pasado. Todo eso pasó. Y no es que ahora lo pueda cambiar.
Y no duelen las fotos de magníficas playas, de finas arenas y aguas cristalinas, sino aquél día de 40º a la sombra en el que en lugar de ir a nadar, fui a Eivissa, y me metí por donde no debía, y retraté la otra Ibiza, que pocos ven.
Callecitas de casas descuidadas, abandonadas, en ruinas, ocupadas. Barrio de par de etnias que se ganan la vida de formas clandestinas, cuyos niños van sucios y descalzos pero tienen la última PSP. Callecitas de piedras grises y casitas de colores, donde de tanto en tanto se cuela una reformada, bien cuidada y que, cada una a su manera, exhalan aire mediterráneo, isleño, de cierta paz. Callecitas de casas abiertas y señoronas en chanclas y delantal.
Callecitas de bares 'canallas', donde en la solitaria y abrasante hora de la siesta aún se puede percibir la noche excesiva.
Callecitas de las que más allá de discutir con un yonkie, logré salir, invicta, con mi cámara, satisfecha y llena de fotos, algunas que recuerdo todavía, y creo, habían unas buenas, como la del yonkie, por ejemplo.
Creí haber hecho copia, pero no, y con el portátil robado, ya en Barcelona, se fueron, para siempre.
Estoy desolada, y aún no olvido esas vacaciones, que ahora duelen aún más.
Si es que a vegadas jo sent que he nascut al Mediterrani * Si es que a veces siento que nací en el Mediterráneo