un día gris en una Buda soleada

 

 

Pic.: Bastión de los Pescadores, Budapest, 2010

Me senté en las escaleras a comer un poco. Mientras, la oía tocar. Aún de espaldas podía presentirse algo más que la música del violín. Era la niña. Acompañaba a su mamá durante su jornada laboral. Es una niña, y se aburría. Mucho rato en el mismo sitio, sin compañía de otros niños, sin juegos, sólo un par de ositos la acompañaban. Se aburría y jugaba con las monedas, y con el estuche del violín, su imaginación lo convertía en algo más, vaya uno a saber en qué. Pero es una niña, y es inquieta. Se movía, las monedas caían, el estuche se golpeaba, hacía lío. La mamá la retó, discutieron, y se puso a llorar. Yo comía, y lloraba con ella, de espaldas. Soy llorona, ando sensible, tenía las hormonas alteradas y en esas situciones no puedo oír llorar a un niño. Creo saber que prefería estar en otra situación esa tarde con su mamá, y todas las tardes; al menos es bueno que pueda acompañarla, pensé. Quería acercarme y decirle algo. También pensé que hablaban en húngaro y yo no entendía, que quizá la niña estaba siendo caprichosa y su mamá la estaba ubicando bien, y yo la podía cagar, por no entender. Pero es que siempre tiendo al más débil, más si es un niño.

La gran putada es que tengo esa facilidad para imaginar siempre the sad side of life. Observo a la gente y nunca les imagino una vida feliz. Quiza llaman mi atención individuos que no brillan de vida agradable, quizá soy yo y mi puta imaginación. Quisiera desterrar el modus 'piensa mal y acertarás' frase de mierda, putas frases hechas que envenenan. Miro y me amargo, observo y me angustio.

Les robé unas fotos de lejos y al final me acerqué, les dí dos moneditas, se las dí a la niña, la madre me habló cálida.  Percibí su sensación de compromiso con todo aquél que les diera algo. Se entregó a las fotos. Intenté transmitir buena onda, mirar con buenos ojos, dar un buen momento, cálido, humano, de sonrisas, a cambio, algo más que las pobres monedas (di poco con el miedo de no llegar y no puedo dejar de pensar en que les tendría que haber dado más, los florines que me quedaron me pesan mal), quise algo más de lo que intercambian con los demás, algo que dejara el mal rato atrás. Agradecí y me fui.