Barna tiene poder

 Pic: Barceloneta, Barna meva, 2010

Un día y una noche a lo Barna, la de siempre, la mágica.

Barbacoa en casa, con amigos, a lo ONU. Despedida de mi terracita, nunca suficientemente aprovechada.

Noche en la Bodega Leo. Gente, y gente, birras y birras.

Jaime me invitó a fumar estando en la calle y charlamos un montón. En el medio, la Leo, su mamá, me invitó empanada de atún.

Antes, a Rafi, el músico andaluz, le explicaba del barrio marinero, de cuando vivía  allí, de cómo no necesitaba estar en casa para sentirme en casa, que ya estar en el barrio, en sus calles era estar en casa, de bajar en vestidito y chanclas, sin bragas. Le hice mirar la calles  y notar su calidez, es como un barrio cerrado, le dije. Y le expliqué, más, sobre los pisos, la gente, la luz, el mar...

Lo interesante fue, al final, hablando con Jaime, de él, de lo respetado que es en el barrio, de cuando los Mossos le pidieron el carnet y se bajó los pantalones, 'toma carne por la T', de cómo es el barrio; me explicó que hace 20 años tenía sólo dos entradas, 'la de allá, y la de Villa Olímpica, aquí no pasaba nadie'.

Ya, lo viví y lo sentí, por suerte.
Como en su día la nobleza del Gótico me diera la bienvenida, anoche la pura sangre de Barceloneta me hizo sentir su aprobación. Es que, Barcelona es poderosa(♫).

Ahora, tu barba de dos días raspándome la mejilla, tus labios y tu aliento en mi oído, tu mano en mi cintura, mi pecho incrustrado en el tuyo, absolutamente innecesario durante todo un rato de charla. Que me pellizcaras la cadera, luego la panza y te dijera que no, por coquetería, que había comido asado, para que me dijeras en el oído con tu tono españolito sensual 'si ya te vi desnuda' , y te fueras, no estuvo bien. No estuvo nada bien. Por más de una hora no estuvo nada  bien.
Al próximo que me histeriquea, lo violo,  pongo a este Blog como testigo.