de los nervios

 Pic: Manhattan, NY, 2009

Finalmente la movida de julio no fue, ni una lumbalgia, ni un episodio lumbo-ciático, ni una contractura del piramidal, ni nada de lo que tirotearon todos los 'expertos' que visité.

La resonancia magnética cantó la justa: hernia discal; fue de las hipótesis más débiles en aquél momento, pero así es. Y me pilla el nervio ciático,  por eso me duele la pierna.

La muela no se dignó a esperar a llegar a casa y que nos atienda nuestro querido dentista que nos inyecta anestesia a piacere. Así que tuve que buscar uno como loca, después de una noche en que ni el alcohol, ni el naproxeno, ni el lorazepam, ni el tetrazepam, ni todo junto, me lograban dormir. Acabé llamando a papá, toda drogada,  'mandame reiki'.

De alguna manera caí en el consultorio del dentista loco que, olía a 'pucho', y no paraba de hablar. Afortunadamente, me atendió el segundo, un bolita que me trataba de usted, y entre sus pocas palabras me lanzaba un 'sea valiente' mientras en mi mente se cruzaba la frase de Jorge Luis "Me gustaría ser valiente. Mi dentista asegura que no lo soy."

Fue difícil, sufrí y lloré, pero finalmente me quitó los tres nervios, mientras pensaba que hay que ser muy hijo de puta para ser dentista.

Al rato de estar en casa, con restos de anestesia, comí algo e iba a relajarme cuando caí que no era martes, ¡es miércoles coño!¡tengo cita para acupuntura! ¡en 25 minutos! Llamo al chico, contestador, 'perdón, me equivoqué de día, llegaré tarde'; me cambio pensando qué bajón ir sin ducharme, pero todo sea por el nervio ciático. Bajo corriendo, saco pasta del cajero, tomo un taxi, ya son las 17hs. mucho tráfico, llegaré fatal, mando mensaje, 'voy en camino', qué nervios. Suena el móvil, 'cariño, hoy es martes'.

Así está el patio. Si tuviera una cámara siguiéndome, les diría, preparen pororó, que esto va a estar entretenido un rato.